EL ARTISTA CRITICADO
El paisaje español ha encontrado con López Alarcón una nueva dimensión, un nuevo rumbo. El y otros auténticos pintores que trabajan, meditan y estudian, están devolviendo a la pintura española el puesto que siempre ocupó, limpiándola, de paso, de hojarasca inútil y de falsos cromatismos mixtificantes que, en muchos casos, la estaban ahogando.
(Luis Hernández del Pozo, en Empuje)
Apasionadamente, religiosamente, López Alarcón se entrega a esta vital adoración por su arte y para ello supo sacrificar sus propios vuelos juveniles hasta conseguir esta maestría del que sabe a tiempo dominar materias y luces. Dibujante excepcional supo dar un vuelco a la pesantez lógica que debiera tener la pintura que sale de las manos hechas más a los volumenes grávidos que a la sutil superficie del cuadro.
(Luis López Anglada, en La Estafeta Literaria)
Los artistas españoles han respondido a la militar llamada, y lo que dice asi el excelente tono artístico medio de tan entrañable exposición. Destaca en ella, confirmando el acierto de un jurado calificador, con abundancia de expertos, la gran panorámica de Toledo, debida a los pinceles estremecidos de Antonio López Alarcón, en el ápice de su maestría, en la que se idealiza la imperial acrópolis, que fue en su cúspide forja de hombres y cuna de héroes; una obra singular, a la que se adjudicó unánimemente el Premio Ejercito 1978.
(Antonio Cobos, en Ya)
Los inconfundibles óleos del pintor albaceteño, en los que predomina sus matices azules, alcanzan en esta exposición serenamente trabajada una belleza plástica poco comun. Sus pinceles retratan un horizonte nuevo, alejado de los tópicos de la mayoría de los pintores del género, y profundizan en el alma del paisaje sin abandonar por ello una visión realista del mismo.
(Mario Antolín, en El Imparcial)
Su pincelada es amplia, fluida, trabajando la materia a golpe de aciertos creativos, en la colocación de los colores que se convierten en protagonistas para cantar los volúmenes con toda la subyugante expresividad con que un gran artista es capaz de penetrar y recrear la naturaleza. El color es la fascinante temática de Antonio López Alarcón.
(Basilio Gasset, en Radio Madrid)
Mientras la pintura sea pintura será la realidad del mundo exterior - o del mundo interior - vista a través de un temperamento, de una sensibilidad humana. Antonio López Alarcón, como pocos, se apodera de un ambiente rural o urbano y lo transforma en su alma de manera que tenga una realidad "super real". Ante la frescura y el certero impresionismo de sus paisajes viene una vez más a mi mente el concepto de Eca de Queiroz: "La belleza es la verdad desnuda, cubierta con el tenue velo de la poesia".
(El Marques de Lozoya)
El artista se aleja de lo meramente descriptivo, tanto como se acerca a la esencialidad plástica del paisaje, interpretado con cálido sentimiento y penetrante sensibilidad, que transpasa la barreras de lo epidérmico para ahondar en los factores anímicos de la naturaleza y proyectar vivencias entrañables en dinámicas y vibrantes expresiones.
(Manuel Olmedo, en ABC de Sevilla)
Antonio López Alarcón es un figurativo de colores densos que se halla en los linderos de una nueva figuración muy personal y un tanto dramática y que, más que tomar nota de una realidad transfigurable, prefiere reinventar copiando su modelo interior.
(Carlos Areán)
"...hay que advertir la obra paisajística de López Alarcón, nada proclive ya ni a los prestigios del primer impresionismo, ni a las estudiadas vehemencias del expresionismo postrero... No es esta ni la España negra de los expresionistas ni la clara de los luminosos... No arriesgo nada al creer que Antonio López Alarcón, además de un reencuentro poético con la tierra, es un gozoso punto de partida de uno de nuestros grandes maestros del paisaje"
(A. M. Campoy)
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